Por Steven Pérez
Entre el jaleo de la vida cotidiana, se encuentra un hombre emprendedor que ha convertido su triciclo en un remanso gastronómico. Vicente Jaramillo, de 60 años, ha desafiado su salud, las adversidades económicas vendiendo jugos y cakes tejidos por su hija con amor y dedicación. Su triciclo, mancillado con colores frescos y aromas tentadoras, se han convertido en un punto de encuentro desde hace 10 años para sus clientes.
Los clientes no solo elogian la calidad de los jugos y cakes de Don Vicente, también la calidez de su sonrisa y la generosidad de su espíritu. En un mundo donde la conexión humana a menudo se ve opacada por la prisa.
“El señor Vicente siempre ha sido una persona luchadora a pesar de su edad, su hija Ximena es su apoyo familiar para cada día levantarse y tener con que mantenerse económicamente”, aseveró Gloria Castro, vecina de Vicente y clienta que frecuenta a degustar cuando el sol se despide en el horizonte.
En medio de la complejidad de la vida urbana, Don Manuel demuestra que, a veces, las soluciones más sabrosas y reconfortantes pueden encontrarse en las esquinas más inesperadas de su barrio.
En su recorrido por el barrio Santa Ana, Ramón García, denotando una sonrisa, afirmó que la edad no es un impedimento para salir adelante, sin embargo pide a Don Vicente que cuide su salud en estos momentos de crisis.