Por: Katherin Zambrano
Un icónico lugar de la ciudad de Manta se contagia de la contaminación. Espacio donde los ciudadanos disfrutan una placentera vista al mar, rozando sus mejillas con el viento marino, es afectado por la cantidad de basura que se presencia en las veredas.
Las botellas de plástico, envases de comida y otros desechos se amontonan en las inmediaciones, como manchas en el reflejo de un paisaje colorido. “La visita de quienes llegan a disfrutar, provoca desorden dejando como recuerdo los residuos de lo que usaron”, aseveró Narcisa Molina, trabajadora del local de bebidas, mientras limpiaba unas mesas.
Los deterioros que han ido presentándose cada día suman a la falta de conciencia de los creadores del desorden. Aprovechándose de la infraestructura deteriorada dejan sus residuos en huecos ocultos ocasionando un problema mayor al dejar escondido sus desechos.
“Hay que abrir los ojos, buscar concientizar a la comunidad para una solución, y poder recuperar este lugar, si bien es cierto, agradable para pasar en familia o amigos”, infirió Jorge Cedeño, visitante del lugar, mientras se tomaba una cerveza.