Por, Antonella Álava
En el corazón de la ciudad de Manta, donde las sombras de la desigualdad se entrelazan con los destinos de los más vulnerables, se forma un faro de esperanza. La Fundación SHEKINAH, con su labor incansable desde 1996, ha sido la voz y los brazos amorosos que han abrazado a los niños y adolescentes en situación de riesgo en el cantón.
Como un refugio seguro en medio de tormentas, esta fundación se ha dedicado a restituir y garantizar los derechos de los pequeños desprotegidos, brindándoles más que un techo, un hogar, más que comida, la certeza de que hay un futuro mejor.
En las entrañas de SHEKINAH, cerca de 30 almas jóvenes encuentran refugio, estos niños y adolescentes, cuyas vidas han estado marcadas por la adversidad, encuentran en esta fundación una segunda oportunidad. Les ofrece no solo educación y alimentación, sino también un amigable abrazo que les dice que son amados y valorados.
Pero SHEKINAH no se limita a dar; también enseña a pescar, más allá de las necesidades básicas, esta fundación trabaja incansablemente para empoderar a sus protegidos, sembrando las semillas de habilidades y valores que les ayudarán a forjar un futuro brillante.
Recientemente, la Fundación SHEKINAH ha dado un paso más en su misión de preparar a estos jóvenes para el mundo, han iniciado un emocionante proyecto para crear una sala de bordado y proporcionar máquinas de costura. Este taller no solo será un espacio donde los niños y adolescentes aprenderán las habilidades de la costura, sino también un lugar donde forjarán la experiencia laboral que les permitirá enfrentar los desafíos del futuro con valentía.

Silvia Buenaventura, coordinadora de SHEKINAH, quien cariñosamente es llamada madrina por el grupo de niños que cuida, comparte su visión: «Tratamos de proyectar a los jóvenes para que creen un futuro con desarrollo sostenible, para su bienestar, infundirles buenos hábitos y ayudarles a construir sus propios sueños’’ aseguró
Odalis Baltos, quien ha tenido la oportunidad de observar de cerca esta labor social, aseveró «La Fundación SHEKINAH es un faro de esperanza en nuestra comunidad. Su dedicación para empoderar a estos jóvenes y brindarles una oportunidad real en la vida es inspiradora».
La Fundación SHEKINAH ahora se embarca en un nuevo viaje, buscando apoyo de la comunidad y entidades de ayuda social para hacer realidad esta sala de bordado y máquinas de costura. Su objetivo es claro, no solo darles a los jóvenes las herramientas para tejer hilos y telas, sino también las oportunidades para tejer sus propios futuros llenos de esperanza y posibilidades.
En este tapiz de amor y compasión, la Fundación SHEKINAH teje sueños y fortalece destinos. Son una luz brillante en el camino de aquellos que, una vez atrapados en la oscuridad, ahora encuentran un camino hacia la luz.