Autor: Jhosselyn Castro
El tiempo corre como en un reloj de arena a punto de acabarse las fiestas de la patrona de los manabitas, la virgen de Monserrat y las personas realizan las últimas caminatas para rendirle homenaje a su madre como todos los años, varias personas viajan desde otras ciudades para escuchar la misa en la basílica menor, casa de fieles devotos. A la entrada del lugar se encontraba la banda del pueblo tocando música de alegría mientras otros bailaban con mucha emoción, otros aplaudían al son de la música.
Acompañada de sus hijos se encontraba Luisa Solorzano, habían caminado desde la ciudad vecina Manta con el objetivo de rendirle tributo a la virgen para que siga manteniendo con salud a su familia, “es una tradición caminar todos los años, antes lo hacía con mi mamá y mis hijos, pero este año ella ya no nos pudo acompañar por temas de salud”, añadió Solorzano.
En la víspera de la tradicional procesión se puede sentir un ambiente de calma, pero de mucha alegría en el corazón de Montecristi repleto de personas que a lo lejos se puede observar que son como hormigas arribando a un trozo de dulce, la noche era fría acompañado de fuertes vientos, pero eso no impidió que los visitantes pudiesen disfrutar de la agradable velada muchos de ellos llevaban abrigos para no pescar un resfrió.
“La empresa de aseo se encuentra en territorio, pero no solo ellos, sino que también el personal administrativo como operativo para que las actividades se manejen de forma correcta, que la ciudad se encuentre limpia y en orden”, puntualizó Pedro Lucas, gerente de la empresa de aseo del municipio.
La iglesia del cantón estaba iluminada de un color azul y rojo que hacían resaltar su mágica esencia acompañada de espectaculares juegos artificiales hicieron que todos alcen la vista para para deleitar el increíble escenario que tenían de frente. Desde el manguero, el que vende las deliciosas salchipapas, el dulcero y muchos vendedores ambulantes aprovecharon para llenar sus bolsillos de dinero que dejan estas fiestas patronales. Cuarentas brigadistas fueron distribuidos por toda la cabeza cantonal para estar en disposición ante cualquier percance que pueda ocurrir.