Por: Mauricio Mendoza
Dentro de Metrópolis, se impulsó la apertura de una tienda de víveres. Es un refugio de calidez y nostalgia, donde el tiempo se desacelera y los rostros amigables son como faros de bienvenida en un océano de desconocidos.
Esta tienda es un cajón de secretos, una alcoba de la comunidad donde los sueños de los vecinos se mezclan con los estantes llenos de historias. Sus estanterías son como los árboles de un bosque encantado, albergando tesoros en forma de productos únicos y familiares. Los productos, como los versos en un poema, cuentan historias de generaciones pasadas y aventuras por descubrir.
El dueño de la tienda Erick Esteban Parrales Quimis, describió existen en su tienda productos de limpieza, golosinas, verduras, helados, enlatados y hasta bebidas alcohólicas a precios muy accesibles para los vecinos y sin la necesidad de salir de la urbanización y correr el peligro de ser asaltados en los exteriores.
“En esta tienda encuentro lo que necesito para las comidas diarias e insumos de limpieza para mantener la ropa y casa limpia sin gastar de más, la atención del dueño es muy buena y personalizada”, afirmó Rosita Bazurto moradora, mientras compraba dos libras de arroz para el almuerzo.
En el centro de la ciudadela y las luces de la calle, esta tienda de víveres se convierte en una alternativa para los residentes que buscan evitar las visitas al exterior de la ciudadela. Según Parrales, propietario cada visita a la tienda, es una historia por conocer.