Por: Gabriela Macías
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Hoy en día el desempleo en la juventud universitaria ecuatoriana es un contexto decepcionante e injusto que pone en riesgo el futuro de la sociedad, estos jóvenes son como aves que han aprendido a volar pero que no tienen espacio, ni libertad para poder hacerlo.
Esta juventud se ha convertido en unos viajeros sin destinos, pero con una formación, donde ven la ardua tarea de desistir a sus sueños, para trabajar en todo, menos en lo que se han preparado, muchos desde sus hogares esperan que se los llame para un empleo y otros deben migrar hacia rumbos diferentes en busca de oportunidades.
Profesionales que durante muchos años se han mentalizado estar sentados en oficinas, empresas y medios de comunicación, pero se confrontan a un mercado laboral que les exige experiencia, pero no le dan la oportunidad de adquirirla, cerrándoles la puerta a sus conocimientos y arrinconándolos a ese mundo de desempleo.
El miedo, es uno de los grandes desafíos para eliminar esos pensamientos retrógrados del mercado laboral, que por falta de experiencia no involucran a esos jóvenes en espacios profesionales, pues en nuestro país se le tiene fe a lo antiguo, dejando atrás a aquellos profesionales que desbordan conocimientos y poca experiencia.
Miguel Briones, egresado en el 2022, en la carrera de Comercio Exterior y Negocios Internacionales, es uno de los desempleados que tiene el Ecuador, lleva postulando un año y no ha corrido con la suerte de encontrar un empleo. Una de las consecuencias es la misma falta de experiencia que requieren las empresas a trabajar más de las horas, siendo esto una explotación laboral.
Según la Cámara de Industria y Producción, el 52% es el total de jóvenes desempleados en el país, es decir, 5 de cada 10 jóvenes no tienen un empleo.
Un claro ejemplo, es la Carrera de Comunicación, en donde existe el 90% de jóvenes desempleados.
Una pequeña parte de estos náufragos en el mar, son los responsables de su mismo acomodo, quedándose en ese limbo, negándose a esa oportunidad de asistir a prácticas que la universidad ofrece, ya que estos espacios ayudan a la formación académica y a tener experiencias.
Me pregunto, ¿qué medida debería de tomar el gobierno para involucrar a estos jóvenes en el mercado laboral? Se necesitan más empresas que apuesten por la juventud, dándoles esa oportunidad sin requerir de experiencias, que no se los desvalore, se les realice pruebas piloto para conocer y descubrir si este profesional está preparado para estar en una empresa.
Estos jóvenes son el presente y futuro del país, dueños de una fuente de conocimientos que no se debe desperdiciar. La sociedad debe ser la primera en dar este primer paso, apoyándolos e integrándolos.
Las universidades son esa parte esencial para el crecimiento académico, formándolos desde las aulas de clases y ellos deben ser los protagonistas de tomar rutas distintas para arriesgarse y adquirir nuevas experiencias.